El barrio de Santa Catalina, Palma de MallorcaSanta Catalina es uno de los lugares más dinámicos y de moda en Palma de Mallorca. Este barrio, antaño modesto, reúne un gran número de tiendas vanguardistas, así como encantadores bares y restaurantes.

 

El barrio de Santa Catalina, Hostal Cuba. Palma de Mallorca

 

Está situado junto al Paseo Marítimo, cruzando el puente de La Riera. Edificios de estilo modernista se mezclan con casas de dos o tres plantas, que presentan el estilo característico de balcones de hierro, persianas mallorquinas y tejas del centro de la ciudad, aunque a menor escala. El barrio de Santa Catalina toma su nombre del Hospital fundado por Ramón Sallera en 1343. En sus inicios fue una zona de paso hacia el puerto de Portopi, extramuros de la ciudad antigua, junto a la puerta de Santa Catalina o Bâd al-Djadid en la época musulmana. Ya en el siglo XIII existía en esta zona una comunidad de ermitaños.

Aumentó su población a partir del siglo XVI, gracias a los obreros que reconstruían la muralla; pero la mayoría de sus habitantes fueron siempre marineros y pescadores. A mediados del siglo XIX Santa Catalina vivía una importante actividad naviera, que tuvo su apogeo durante la I Guerra Mundial con la construcción de paquebotes.

 

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Posiblemente, los edificios más destacables del barrio de Santa Catalina son Can Pujol (calle Pou, 24) y el bar Cuba (calle Sant Magí, 1), ambos construidos en 1904. Can Pujol, de los arquitectos Reynés y Jaume Alenyar, pertenece al estilo modernista catalán, reflejado en los trabajos ornamentales de cantera en la piedra arenisca de su fachada, incluyendo un cartucho floral con la fecha de construcción del edificio. También destacan las barandillas de hierro forjado en sus balcones. El Hostal Cuba, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), ha sido remodelado y convertido en hotel de cuatro estrellas, manteniendo el tradicional y conocido bar de su planta baja.

mercado de Santa Catalina, Palma

 

Por último, no hay que dejar de visitar el mercado de Santa Catalina. En sus puestos pueden comprase productos tradicionales de gran calidad o mantener la sana costumbre de comer unas tapas a media mañana en un típico barcito de mercado.

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