Los mercados de abastos se mantienen hoy en día como uno de los puntos de encuentro de la vida ciudadana.
En Palma, tres mercados municipales de gran tradición constituyen una referencia obligada en la historia de estas superficies comerciales: los del Olivar, Pere Garau y Santa Catalina.
Los mejores productos de temporada -carne, pescado, fruta y vegetales frescos- pero también tiendas de regalo, panaderías, bares, tiendas de ropa y degustaciones conforman la oferta actual de los mercados municipales de Palma de Mallorca, que atraen a un público exigente que prima la calidad y el origen insular de los productos sobre otros aspectos como su precio.
El origen de los mercados de abastos se remonta a la economía de subsistencia propia de la Edad Media, con vendedores ambulantes y agricultores de los pueblos adyacentes ocupando terrenos al aire libre para vender sus mercancías. A partir del siglo XX este intercambio comercial se realiza en instalaciones cubiertas que en algunos casos constituyen auténticos ejemplos de arquitectura singular, como el Mercat de la Boqueria en Barcelona.
Los tres mercados de abastos de Palma de Mallorca aglutinan todos los elementos que convierten estas instalaciones en puntos de interés histórico y turístico. Con más de un centenar de puestos de venta, el mercado del Olivar, en pleno centro comercial de la ciudad, es uno de los más conocidos. Abierto desde hace más de 50 años, añade a su oferta convencional servicios de ludoteca, supermercado, tiendas de ropa, aparcamiento subterráneo y una oficina municipal de información al consumidor. Su última reforma data de 1997.
La plaza de abastos de Pere Garau, una de las más populosas de Palma, abrió sus puertas en 1943. Con su centenar largo de establecimientos de productos frescos y comercio especializado, tres veces por semana -martes, jueves y sábados- organiza un mercado exterior. En la actualidad, es el único mercado urbano de Palma con exposición y venta de animales vivos.
También el mercado de Santa Catalina, al borde del puerto de Palma y del paseo marítimo de Mallorca, conserva el sabor de los mercados tradicionales mallorquines. En la actualidad mantiene una cincuentena de puntos de venta, entre los que destacan las pescaderías y carnicerías. Hasta el inicio de la guerra civil, este mercado fue frecuentado por residentes extranjeros afincados en los barrios de El Terreno, Génova y la Bonanova y aun hoy es uno de los que tiene mayor presencia de turistas.
Los tres mercados poseen sus propios sitios web oficiales, desde donde difunden su oferta y se dan a conocer al público.