Tras recibir su inspiración en Randa, Ramón Llull se retiró al monasterio de La Real, donde escribió Art Major, fue influenciado intelectualmente por la mística monástica y encontró en su estilo de vida cisterciense la inspiración para el personaje central de Blanquerna.

Monasterio de Santa María de la Real

En 1239 los monjes cistercienses habían creado una filial del monasterio de Poblet en el alcázar de Nunyo Sanç.

La iglesia monacal original pasó con el tiempo a ser sede la parroquia de Sant Bernat, santo reformador del Císter. En ella se conservan obras interesantes, como el retablo de San Onofre, realizado por Guillem Homs (1601) o la Mare de Déu de la Font de Déu, del siglo XVI.

Por una puerta adosada al lateral de la iglesia se accede a un agradable claustro de doble planta, con arcos de tres puntos soportados por columnas helicoidales, en la planta baja, y estriadas, en la superior.

El monasterio de La Real dista tres kilómetros de la antigua muralla de Palma y, a pesar de haber quedado engullido por la ciudad, sigue siendo un lugar muy tranquilo donde actualmente viven seis religiosos pertenecientes a los Misioneros de los Sagrados Corazones, que fundó Joaquim Rosselló i Ferrà.

Es este uno de los tres lugares que eligió Ramón Llull, junto a la Cartuja de Vauvert y la casa de Percival Spínola, para depositar sus trabajos. Los textos originales se desperdigaron a lo largo de los siglos, pero La Real mantiene un amplio archivo de ediciones de la obra del filósofo mallorquín, un fondo bibliográfico de tema balear (con 15.000 títulos), un fondo de ciencias naturales (donado por la familia Moragues Monlau) y un conjunto de ciencias religiosas.

La biblioteca posee más de 400 manuscritos, siendo el más antiguo un bello pergamino, “Consolat de mar” (1385), base del derecho marítimo internacional. Todo ello hace un total de 40.000 volúmenes, que pueden consultarse los martes y jueves de 16:30 a 20:00.