Estellencs se asoma al mar desde la Serra de Tramuntana.
Sus 348 habitantes nos dan idea de la calma que se respira en las laberínticas calles del casco antiguo, favorecida por un turismo no masificado.
Destacan la Torre de Antelm Alemany y la iglesia de San Juan Bautista, también de aspecto fortificado ya que su campanario fue una torre de defensa.
El camino parte del centro de la población y discurre entre un paisaje de impresionante serenidad. Este hermoso entorno está configurado por la agricultura, base económica de Estellencs hasta inicios del siglo XX. Desde la época de los romanos se cultivan cereales, vid y olivo. Los musulmanes introdujeron la horticultura.
Llegaremos a las aguas increíblemente cristalinas de la cala de Estellencs, encerrada entre Ses Pedrisses y la Pedra des Vicari.
Tras el baño, una ducha vigorizante en el manantial y un refresco en el pintoresco bar con vistas sobre el mar completan esta encantadora excursión.
En el siglo XIII se creó la caballería de Estellencs, que suponía la obligación de mantener dos caballos armados. Las tierras estaban divididas entre varias familias, destacando los Moragues de Valldemossa, propietarios desde 1594, y la familia Fortuny, a quien perteneció gran parte del término municipal hasta inicios del siglo XIX. La caballería cubría todo el valle, actualmente el estentóreo rebuzno de un bonito burro es la única señal equina perceptible.
Durante el verano Estellencs está animado por el Memorial Xavier Bestard y sus conciertos de guitarra, con músicos consagrados y jóvenes promesas de todo el mundo, así como por las fiestas del patrón Sant Joan Bautista que se celebran alrededor del 29 de agosto. En mayo, la fiesta del vino y el queso permite degustar productos artesanales, especialmente el vino de uva malvasía cultivada en el valle de Estellencs.