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Palma de Mallorca otorga cada vez más importancia a sus parques urbanos. En los últimos veinte años, el municipio ha habilitado nuevos entornos de este tipo y embellecido o ampliado los que ya estaban en funcionamiento.

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El Parc de Sa Riera es el parque de mayores dimensiones, 120.000 metros cuadrados, y el último en ser inaugurado, en el año 2004.

Pero la ciudad cuenta también con parques históricos, como el de Sa Feixina, inaugurado en 1935 y reformado por última vez en 1991, con un itinerario que conecta el centro de la ciudad y el Paseo Marítimo.



En 1983 se inauguró el Parc de la Mar, quizá uno de los más conocidos por los turistas. Desde 1994 posee un lago de agua salada cuya función es reflejar la Catedral, recuperando así la imagen que ofrecía la basílica cuando el mar llegaba hasta sus pies, antes de la construcción de la autopista del aeropuerto.


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El parque Krekovic, en el Polígono de Levante, se inauguró en 1990 en honor del pintor croata Kristian Krekovic (1901-1985), que vivió en Mallorca durante veinte años. Con 40.204 metros cuadrados de superficie distribuidos en seis manzanas, ofrece una imagen más austera que los otros tres, sin demasiados elementos lúdicos o arquitectónicos que distraigan al paseante del contacto con la naturaleza.

Contiene el Museo Krekovic, donde se expone la colección permanente del pintor.

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Los parques urbanos son reflejo de la historia reciente. Es el caso del parque de Sa Feixina, que desde 1948 exhibe el monolito dedicado a los caídos en el crucero Baleares durante la guerra civil. Este parque dispone también de un importante jardín botánico y de un original reloj de sol con forma de pirámide.

Pero quizá sea el Parc de Sa Riera el mejor equipado para responder a las demandas de los ciudadanos. El recinto ofrece a sus visitantes un amplio abanico de servicios, desde un aparcamiento subterráneo con 335 plazas hasta dos cafeterías, un castillo infantil y una zona deportiva con campos de fútbol, baloncesto y voleibol. También dispone de máquinas para ejercicios de gimnasia, una pista de monopatín, un anfiteatro y, por supuesto, amplias zonas para el paseo.

El Parc de la Mar, con su privilegiada orientación a la bahía, se inserta en una ruta que enlaza el barrio antiguo con el Paseo del Borne, en uno de los entornos más bellos de la ciudad marítima. En uno de sus extremos, este parque alberga el único vestigio de la originaria muralla árabe que conserva la capital mallorquina.

Parque Krekovic, Palma