En las entrañas de Palma, entre las calles de su antigua ciudad intramuros, el viandante se cruza con numerosos patios mallorquines en los cuales la historia, el arte y el tiempo han dejado huella en estas memorias del pasado.

Sin embargo, se considera como uno de los más emblemáticos el patio del casal de Can Vivot, el cual se abre a los ojos de su admirador en el número 4 de la calle Can Savellà.

Patios mallorquines de Palma: Son VivotEl casal, que fue declarado BIC en el año 1973, se alza sobre una base medieval con una importante reforma de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Dicha reforma, impulsada por su dueño, Joan Sureda y Villalonga, entonces Primer Marqués de Vivot, derivó tanto en la modificación de la vivienda como del patio, dando lugar al edificio que hoy se puede contemplar desde la calle.

Se trata de un lugar con una relevante historia para la isla de Mallorca, e incluso para España, ya que fue éste el lugar en el cual se tramó la conspiración felipista en favor de los Borbones durante la Guerra de Sucesión (1701-1713). De hecho, los ideales políticos de la época son reflejados en su estética, ya que se considera el patio de Can Vivot como uno de los más representativos del estilo borbónico, sobretodo por el uso de las columnas con un éntasis fuertemente pronunciado. De hecho estas columnas, junto a la ligereza de sus arcos y bóvedas que centran la vista en la escalinata del fondo, lo convierten en un espacio elegante donde todos los elementos están ligados entre sí sin distorsionarse.

Lugar de recreo para niños y enamorados, espacio de cobijo frente la lluvia o punto de tertulia, fueron algunos de los usos de éste emblemático casal de Palma, que sin duda causó y sigue causando fascinación en aquellos que tienen el placer de pararse para apreciarlo.

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Patios mallorquines de Palma: Son Vivot