Los patios mallorquines de PalmaLos patios de las casas señoriales de Palma constituyen uno de los elementos urbanos característicos de la ciudad. Si hoy en día su conservación supone una referencia histórica que hace de la capital mallorquina un ejemplo único en España, en su época de esplendor eran todo un símbolo de poder y estatus social.

 

Los patios mallorquines de Palma

 

Para algunos su origen se remonta a la casa romana, pero parece clara la influencia arquitectónica de la casa medieval catalana, llegada en el año 1229 con la Conquista de Mallorca.

Los patios más antiguos de los que se tienen constancia datan de los siglos XIV y XV. Un documento de principios del XIX extraído del Archivo Municipal de Palma recoge más de 500. Se trata de casas de la alta nobleza y de poderosos mercaderes, pero también de la pequeña aristocracia, clases medias profesionales, clero y funcionarios.

Los patios mallorquines de Palma

Todas mantienen una misma estructura: la vivienda, de austera fachada, orientada en torno a un patio interior donde se realizaba la vida cotidiana y cuyos elementos, distribución y actividades han trascendido incluso la importancia de la propia casa pairal.

Sean de una familia de primera o segunda fila, todos mantienen una estructura similar: un portal de acceso; un paso de entrada cubierto entre el portal y el patio, estrecho y empedrado; el patio propiamente dicho, un espacio descubierto con arcos, columnas y capiteles; escaleras y al final de éstas las galerías, a forma de preámbulo antes de penetrar en la intimidad de la casa.

Merece la pena detenerse en estos elementos. El escudo de armas de la familia propietaria, por ejemplo, no suele estar sobre el portal de acceso, sino en el interior del patio, en el balcón de la galería o en los capiteles de las columnas. A uno y otro lado del paso de entrada hay pequeñas puertas que conducen a dependencias auxiliares, como establos y almacenes. El patio en sí mismo marca la categoría familiar: es un espacio empedrado, con una ligera inclinación para recoger el agua de lluvia y guardarla en una cisterna, y que suele comunicar con un jardín. Hacia él miran ventanas y balcones, adornados con hierros forjados, “ampits” y balaustradas.

A partir de 1800 los patios se adornan con macetas de plantas de hojas verdes. Alberga también establos y cocheras y es, por encima de todo, donde bulle la actividad doméstica, el comercio y los negocios ligados a la profesión del propietario. En su época de esplendor, los patios mallorquines se alzaban por toda la ciudad.

Los patios mallorquines de Palma