La escultora y pintora Francisca Llabrés es una de las artistas más renombradas de Mallorca. Nacida en 1955 en Palma, vive desde siempre en Establiments, donde posee su residencia y su taller. Allí trabaja de 4 a 5 horas diarias. Su obra nos muestra cómo es capaz de extraer de la dureza de las piedras las formas más sutiles y tiernas:
Cuerpos entrelazados que se acarician, se aman, se hacen confidencias o se ayudan a soportar el peso de la vida. También elabora otras más comprometidas que protestan ante fenómenos sociales como los malos tratos, la pérdida de libertad o el terrorismo.
Francisca Llabrés es hija de un padre “marger” y de ahí viene su afición a la piedra, en la que se curtió desde su infancia. Pintó sus primeros cuadros a los 15 años, pero se siente más escultora que pintora. “Esculpir me permite crear tocando y acariciando las obras. Con la pintura me quedaba en lo visual”, explica. Asegura que las piedras hablan. “Sólo hay que saber escucharlas, lo que se consigue si antes has aprendido a mirarlas”. Llabrés ha llevado sus obras a multitud de exposiciones dentro y fuera de Mallorca.
Algunas de sus obras se conservan en lugares como el Museo Militar de San Carlos, el Museo Episcopal de Lluc, la Banca March o el monasterio de Secar de la Real. Una de sus influencias más claras es Miguel Ángel.
Ser mujer, asegura, es una dificultad añadida a la hora de abrirse camino en el mundo del Arte, y especialmente en la escultura. Frente al abuso de la figura femenina, reivindica el desnudo masculino. “Procuro que en mis obras se aprecie bien que los hombres son hombres”, afirma.
Cree en el trabajo diario, pero también en la inspiración. “La inspiración es el padre de la obra y el trabajo es la madre”. La obra de Francisca Llabrés fue seleccionada en 2008 para representar a Baleares en la Feria Almoneda. En diciembre participó en la Feria de Arte Independiente, también en Madrid. Dos citas que repitió en 2009. De cara a 2010 preparó ya una exposición para el Museo de la Fundación ONCE, en Madrid.