La honda ha tenido un papel muy relevante en la historia de las Islas Baleares. Sería impensable adentrarse en la memoria de las Illes Balears sin hacer referencia a los “foners balears” (honderos baleáricos) ya que el vocablo Balear significa literalmente “Maestro de Lanzamiento».
Los honderos eran desde su nacimiento iniciados en el manejo de la honda y constantemente se veían obligados a su continuo perfeccionamiento. Hecho tal que los confería como enemigos letales por su destreza y eficiencia en el manejo de la honda.
Los honderos luchaban siempre en primera línea, separados por varios metros entre ellos como soldados de infantería y su función consistía en romper las defensas del enemigo. Junto con los arqueros, lanzaban proyectiles que causaban cuantiosos daños ya que los proyectiles destrozaban cualquier escudo o armadura de la época y una vez habían roto el orden defensivo del enemigo, dejaban paso al resto del ejército que iniciaba la carga.
La gran habilidad de los honderos de las islas fue ampliamente elogiada y admirada por los grandes historiadores, tanto griegos como romanos. Su gran valor en el combate y su espectacular pericia les hicieron famosos a lo largo de todo el mediterráneo. Los romanos, conocedores del pasado marcial de los Balears, continuaron solicitando sus servicios para su propia infantería ligera. Se podría destacar el hecho de que Julio César en la guerra de las Gálias llevó, entre sus tropas, a honderos baleáricos.
Si bien la procedencia exacta de estos colonizadores es una incógnita aun sin resolver, diversos vestigios hallados en distintos yacimientos mallorquines, hacen suponer que la llegada de los primeros pobladores a las islas se produjo alrededor del IV milenio a.dC.
Basándonos en la estructura social y en las tendencias religiosas de estas primitivas culturas, se puede presuponer una ascendencia originaria del extremo oriental del Mediterráneo. Esta teoría la refuerza el hecho de que las sucesivas migraciones posteriores procedieron de lugares como Fenicia (el actual Líbano) o Focea (actual Turquía) y el hecho de que los distintos topónimos originarios de lugares del Mediterráneo en que se establecieron estos primeros pobladores acaban siempre en “usa”: Kromiusa (Rodas), Ijnusa (Cerdeña), Algusa (Sicilia), Melusa (Menorca), Kromiusa (Mallorca), Pitiusa (Ibiza), Ofiusa (Formentera).
Los restos encontrados más primitivos en Mallorca datan del 3500 A.dC. en la época del neolítico, período de transición entre la edad de bronce, donde los primeros objetos de cobre hacen aparición. Se puede situar a un representante de estos primeros pobladores en L’home de Moleta (El hombre de Moleta), de quien se encontraron restos entre los del Myotragus Balearicus (bóvido endémico balear del tamaño de una cabra, hoy en día extinguido) en “L’avenc de Moleta” cerca del puerto de Valldemossa.