El punto mallorquín forma parte de la historia del bordado popular de Mallorca. Cabe señalar que aunque sea popular, el bordado es un trabajo exquisito que se asemeja a las artes suntuarias. Como suele decirse, el arte popular es aquel realizado por el pueblo, y el punto mallorquín responde directamente a esta definición.

 

El punto mallorquín es un bordado de punto libre, ya que se realiza directamente encima de la tela. Este bordado está presente en vestidos y ropa del hogar. Se conservan piezas del siglo XVIII, aunque su significado se ha ido perdiendo con el tiempo. Tiempo atrás bordadoras mallorquinas trabajaron para la corte de Isabel II, dando prestigio a este arte, hoy mujeres como aquellas, continúan la tradición y la ponen a su alcance.


Historia

Antiguamente la tela de base era el lienzo casero -telas de lino tejidas en casa-. Actualmente se utilizan telas de lino fino. Los hilos de bordadura eran de estambre y lino. Hoy en día se emplean madejas de algodón mouliné. En origen se empleaba un solo color en una o dos tonalidades: azul turquesa, miel o rojo caldera. Durante los años 40 a 60 era frecuente utilizar toda la gama de colorido media, siempre con tonalidades suaves, creando unas piezas de policromía muy llamativa.

Los motivos son siempre vegetales, flores, frutos y hojas unidos por líneas de tallos ondulantes, nunca muy cerrados, que recuerdan los zarcillos de la vid. Los elementos vegetales, no son naturalistas, sino que están extraordinariamente estilizados. Los motivos en las piezas son grandes y parecen flores que recuerdan el tulipán, la granada o la piña, como si estuviesen cortadas por la mitad. Los espacios se llenaban de hojas que parecen de rosal trepador o de parra, no dejando apenas ver la tela del fondo.

Después se hicieron más pequeños y aparecieron las garsas (puntos de adorno (cordoncillo, punto de cruz, punto del diablo) en los espacios que quedan libres en los motivos). La cantidad de motivos utilizados no es muy grande, pero la variedad de combinaciones es tal que parece que su número es mucho mayor. Los remates son siempre sencillos, un dobladillo sencillo o con vainica ciega, los puntos empleados son muy sencillos.

 

Pasos

La ejecución comienza por seleccionar una tela fina. En ella se dibujan los motivos. Se coloca la pieza en el bastidor y se trabajan todos los perfiles a cadeneta, bien con ganchillo, bien con aguja. Una vez terminados los perfiles se rellenan con punto de escapulario que no perfora la tela, sino que se engancha en las cadenetas hechas anteriormente.