Joan Binimelis y las torres de defensaJoan Binimelis y Garcia (Manacor, 1538 – Palma, 1616) fue un sacerdote, médico, historiador, geógrafo y astrónomo mallorquín.

Joan Binimelis y las torres de defensa

Hizo los primeros estudios en Mallorca. Durante la década del 1560 estudió Medicina a la Universidad de Valencia. Volvió a Mallorca, hizo algunos viajes y se ordenó sacerdote. Consiguió algunos cargos y beneficios dentro de la diócesis de Mallorca. Escribió algunas obras sobre matemáticas, medicina, astronomía y historia en catalán, castellano y latino; casi todos estos textos se han transmitido sólo por vía manuscrita y algunos se han perdido.

Es conocido sobre todo por la “Història nova de l’illa de Mallorca”, la primera crónica exclusivamente mallorquina. Binimelis escribió la Historia en catalán alrededor de 1595 y la tradujo o adapto él mismo al castellano entre 1597 y 1601 (la versión castellana se editó por primera vez en 1927).

La Historia de Binimelis sobrepasa la mera crónica: es una suma enciclopedia con informaciones históricas, geográficas, médicas, cosmológicas, políticas, de salud pública, etc. Esta acumulación conforma un texto que en las versiones castellanas está dividido en siete libros. El texto catalán de la Historia que ha llegado hasta nuestros días está incompleto. La crónica binimeliana es una muestra paradigmática de la historia renacentista, cultivada en catalán por Pere Antoni Beuter, Martí de Viciana, Antoni Viladamor, Pere Gil. Aunque tuvo una mala transmisión, la Historia es conocida por la tradición posterior y es citada y aprovechada por Joan Dameto y Vicent Mudo; durante el siglo XVIII es copiada y estudiada por eruditos como Guillem de Terraza.

Joan Binimelis y las torres de defensa, Cala Pi

Torres de defensa

Para detectar la presencia de naves piratas, Joan Binimelis proyectó un sistema de torres de vigía que, unido a un código de señales, sería el único sistema de vigilancia de Mallorca hasta el siglo XIX.

Las señales se realizaban con humo durante el día y con fuego por la noche. La misión de todos esos vigilantes, a veces en lugares tan expuestos como el castillo de Cabrera, era de lo menos envidiable.

Tal como escribe Josep Mascaró Passarius: “La historia de los frecuentes descalabros que sufrieron estos hombres merece ser recordada para poner de relieve el valor que demostraban los mallorquines al ofrecerse voluntarios para ocupar el castillo de Cabrera, tantas veces perdido”.

castillo de Cabrera