Antoni Maria Alcover y Sureda (Santa Cirga, Manacor, 1862 – Palma, 1932) fue un escritor mallorquín modernista, eclesiástico, lingüista, folclorista y publicista.

Antoni Maria Alcover diseñó las iglesias de Calonge (Santanyí), Son Carrió, la capilla de la Pedra Sagrada (Calvià), entre otras, siempre inspirándose en el románico que habia conocido en sus excursiones filológicas de Cataluña.

Biografía

Nació en Santa Cirga, finca situada entre Manacor y Porto Cristo, hijo de labradores acomodados. Tras estudiar latín y cultura clásica se trasladó, a los 15 años a Palma por estudiar en su seminario. Muy rápidamente se dio a conocer como polemista intransigente, puesto que su carácter recio lo hizo intervenir en furiosas polémicas.

Su vocación literaria se despertó primero en castellano, y a partir del 1879 en catalán. A partir de este año inició la tarea de recoger en el catalán coloquial de Mallorca las fábulas, que empezó a publicar el 1880 con el pseudónimo de “Jordi d’es Racó”. El 1885 publica Contarelles, un recuento de narraciones de tema popular. El 1886 fue ordenado presbítero. Fue vicario de la parroquia de Manacor, y el 1888 obtuvo la cátedra de Historia Eclesiástica al Seminario. Más adelante llegaría a ser Vicario General y Canónigo de la Sede de Mallorca.

En 1906, por iniciativa suya, y bajo su presidencia se celebró el Primer Congreso Internacional de la Lengua Catalana. Cuando se constituyó la Sección Filológica del Instituto de Estudios Catalanes fue nombrado presidente. Debido a la feroz disputa que mantuvo con los miembros del Instituto, esta relación terminó pronto.

Su obra magna fue el  Diccionario Catalán-Valenciano-Balear, que no vio terminado, y que acabó su colaborador Francesc de Borja Moll.
Entre otros, tuvo el cargo de corresponsal de la Academia de Buenas Letras de Barcelona y mantenedor de los Juegos Florales de Barcelona.

Obra

Su producción literaria, dirigida a la investigación lingüística, la historia, la descripción de costumbres populares, la recogida de materiales folclóricos es de pocos artificios, prosa sin voluntad estética, se reduce a la “Recopilació de Rondalles Mallorquines de Jordi des Racó”, algunas biografías, una novela de tono costumbrista, y los dietarios de sus viajes.